nel · MUSEO NACIONAL · ando

· como un cuento ·

al ver a Nick Cave interpretando «no pussy blues» ahí si entendí eso, esa cosa demoníaca que debió sentir la gente a principio de siglo XX cuando vieron por primera vez los dibujos de Picasso y todo lo que hizo luego. algo que uno no sabe pero que mueve como de júbilo. de algo que no sé entender. ni explicar. pero que desde que escuché esa canción del Grinderman pensé, quiero hacer arte que sea capaz de mover. una tripa por lo menos. Claudia una de las vigilantes del museo tomó el tiempo desde que puse la punta del lápiz en el papel. sin que yo me diera cuenta. llegué con la boca aún con sabor a tinto de Marie Antoinette. logré al fin sorprenderme a mi mismo. no tenía ni idea qué dibujar. no quería repetir la 16. «la República de Colombia». estaba a la deriva realmente, como lo había deseado. esto suena poético así, pero en realidad estaba cagado del susto porque no sabía que iba a dibujar este día. entré a una sala donde estaba Marco Pineda. un vigilante que me encuentro muy seguido en el Museo y que se ha vuelto desde el primer día mi crítitico principal. al verlo hasta me dió susto. es muy acertado con sus opiniones al ver los dibujos. al ir a darle la mano para saludarlo, ví que detrás de él estaba el retrato de Rafael Pombo. me encantó. como siempre los nerviós me hicieron dar vueltas en círculo para tomar la decisión. y, si. ese era el dibujo del día. saqué papel y lápiz y pensé, voy a hacer un dibujo endemoniado como los de Picasso. algo fresco. libre. una interpretación libre del retrato de Santiago. algo que me haga sentir que hago un dibujo como una canción de Grinderman. algo que mueva. algo de esa cosa que Marcel Duchamp perseguía del efecto de la belleza dentro de nosotros. -una hora y media- me dijo Claudia cuando vió que estaba terminando mi arriesgada obra de arte. eso era lo que había demorado. ya casi iban a cerrar. ya casi terminando solo sabía que Marie Antoinette me esperaba al final de mi jornada no tan vanguardista como me lo había propuesto. una hora y media entendiento la relación del bigote con los ojos nada mas. pero al principio pensaba diferente. quería probar y volverme el endemoniado dibujante por lo libre. por lo incomprensiblemente bello y libre de mis trazos. un dibujo-canción de Nick Cave. pero eso mejor no pensarlo. mejor hacerlo. mejor dibujar como se me dé. mejor no entender. mejor dejarme mover por «no pussy blues» y por Picasso. mejor entender que hay que colaborar con la salida.

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